Sumergida

Con la cabeza hundida en el abismo, Sumergida captura el instante en el que el cuerpo se rinde, pero el alma todavía lucha. La cerámica, fría y silenciosa, se convierte en carne petrificada, mientras el agua se alza como un manto implacable que devora, sofoca y purifica.

Sumergida es un reflejo de las luchas invisibles que muchos enfrentan, un grito silente atrapado bajo el peso de lo inevitable. Es una exploración de la vulnerabilidad, de la lucha por respirar en un mundo que a veces no ofrece aire.

La pieza, desgarradora en su quietud, invita a quien la contemple a enfrentar sus propios abismos, a reconocer el peso del agua y a buscar, tal vez, la salida hacia la superficie.